Pocas noticias, por no decir ninguna –al menos hasta ahora aparecidas- se tienen documentalmente comprobadas anteriores al siglo XII de la vida religiosa en Híjar.
Se sabe que la población estaba dividida por “doctrinas”: la mosaica, judía de Moisés, su Ley y Dios Jahvístico (Jahveh), descrita en el Pentateuco, los cinco primeros libros del Antiguo Testamento; la islámica de Mahoma, mahometana y su Dios Alá, recogida en el Corán; y la Cristiana (católica) de Jesús de Nazaret, el Cristo Ungido, que, con su doctrina excelsa de la Cruz impulsa al hombre a una vida sobrenatural. Tres sectores bien diferenciados y, eso sí, recíprocamente respetados entre sí…
En cuanto a la religión cristiana o católica, hemos de decir que las primeras noticias que tenemos están en unos documentos del siglo XII que se hallan en los archivos del Pilar de Zaragoza.
El primer documento (1153) es del Obispo don Pedro de Torroja concediendo los diezmos y primicias de la iglesia de Híjar para la restauración de la obra o fábrica y sacristía de la iglesia de Santa María la Mayor (de Híjar).
El segundo documento es una nueva dotación que amplía y especifica la anterior hecha por el Obispo don Raimundo de consejo y voluntad del prior don Guillermo y de su Cabildo a quienes dona todos sus réditos y pertenencias (1192).
El tercero es de un canónigo de Santa María, llamado Valerio, que cede a su prior y cabildo los derechos que tenía sobre la iglesia de Híjar (1199).
El cuarto (1 de noviembre de 1199) por el que Pedro, capellán de la iglesia de Santa María, de Zaragoza, encomienda al presbítero Domingo de la iglesia de Híjar.
El quinto documento, de fecha 13 de noviembre de 1236, del Obispo de Zaragoza don Bernardo de Monteagudo. Y otro, del 22 de mayo de 1291, de don Guillermo Delval, provisor del Obispo don Hugo de Mataplana.
Documentos del siglo XIV hay muchos más. Con cuanto antecede creemos queda suficientemente comprobada la vida religiosa –cristiana- en Híjar. Como dato interesante añadiremos que la Iglesia, como Parroquia propiamente entendida, no existía antes del siglo IV, a causa de las sangrientas persecuciones, por lo que las diócesis, en su total amplitud, eran gobernadas y administradas directamente por los obispos.
EL TEMPLO PARROQUIAL
Era de estilo gótico renacentista gentil, serio y grave, construido en el siglo XIV, conservándose así hasta mediados del siglo XIX (4 de octubre de 1857) cuando comenzaron las obras de “reconstrucción”, según consta en la copia de un documento. Una reconstrucción tan necesaria como obligada, de la que tan sólo sería posible salvar su magnífica bóveda de crucería, que se conserva perfectamente, gracias a su altura, tras el incendio sacrílego de 1936.
Anteriormente, por el año 1844, fueron quitados y quemados los grandes lienzos pintados con los nombres de los “nuevos convertidos”, por el Alcalde don Pascual Diego de Val, para evitar las tradicionales y constantes rivalidades, origen de dolorosos y enconados disgustos.
El Templo Parroquial de Híjar era, según las crónicas, magnífico. Con la reforma quedaron ocultas las finas y esbeltas columnitas que, arrancando desde las pilastras –también columnas agrupadas como fundamento- ascendían hasta encontrarse con el machón, del que partían desparramadas las palmas sosteniendo así la bóveda. Para reforzar la atrevida estructura, en su entorno, otros pilares y gruesas paredes, formando capillas rematadas en linternas artísticas, con amplios ventanales, como así por las alturas de la nave central, con su clásica tracería de bellas figuras geométricas engarzando preciosas vidrieras, representando la historia de la fe cristiana con la unión de multitud de pequeñas piezas coloristas.
No es de extrañar que los señores de Híjar, emulados por el progreso humano, el auge de la clase feudal en riquezas e importancia política, aprovechando las muestras vigorosas del entusiasmo religioso en su reconquista al cristianismo, se esforzasen con la erección de iglesias y catedrales, dando muestras de cultura y poder y, a un mismo tiempo, gloria a Dios y satisfacción a la colectividad en creciente espiritualidad.
Así lo entendieron, desde el Primer Señor de Híjar, don Pedro Fernández de Ixar que la mandó construir; su mujer, doña Marquesa Gil de Rada, y, con más precisión, su hijo, 2.º Señor, don Pedro Fernández de Ixar y Gil, como así sus descendientes, muchos de ellos valientes Cruzados de la fe.
(Tomado del libro “Recuerdos de Híjar” de Mariano Laborda Gracia, páginas 157 a 162, editado por el “Centro de Iniciativas Turísticas del Cuadro Artístico de Híjar”, con la colaboración de la Excma. Diputación Provincial de Teruel, Secretaría de Estado de Turismo, Ministerio de Cultura y Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja, 1980.)